* La crisis y otros factores los agobia
Por Miguel Ángel González
Tlapacoyan, Ver.- El oficio del bolero de calzado, también conocido como “Lustrador de calzado”, “Limpia botas” y “Betunero”, entre otros, adquirió gran popularidad a partir de la década de los años cuarenta, de tal manera que en otros estados de la República Mexicana, el 14 de marzo de 1945, se dio a conocer como el “Día del bolero” el cual es parte de la cultura urbana popular. Es una actividad remunerativa que ejercen, principalmente los hombres, desde edades muy tempranas, hasta personas de avanzada edad.
Al bolero se le puede ver ofreciendo su servicio en las calles principales, en mercados, edificios y oficinas públicas, así como en los parques y plazas de pueblos, como sucede en este municipio en donde solo existen cuatro boleros en el parque central Luis Escobar Toledano.
Los principales clientes son las personas adultas, profesionistas que trabajan en oficinas y empresas donde se les requiere de buena presentación. Desafortunadamente, es un oficio que va en decadencia, debido a que la mayoría de los jóvenes y algunos adultos usan preferentemente tenis que no requieren del servicio.
Cándido 0rtega Bandala quien tiene 37 años ejerciendo dicho oficio es un personaje emblemático, junto con uno de sus hermanos y dos compañeros mas, ya son parte de la imagen de su historia y gracias a ese trabajo decente en los tiempos buenos como ellos le llaman lograron sacar adelante a su familia, a pesar que en aquellos años eran 27 boleros a la fecha solo existen tres activos y uno que va de vez en cuando ya que busca otro jale que le refuerce su economía.
En la actualidad, la situación para estos hombres de bien, viven su peor crisis al existir una mala formula que les llegó a dañar en su economía, la Crisis, Migración, inseguridad y en ocasiones el factor clima, ha ocasionado que ya no tengan clientela y de ahí la situación que enfrentan, porque años atrás realizaban de 15 a 20 boleadas diarias, hoy apenas si llegan a bolear de 5 a 8 clientes incluyendo a niños, a todos se les cobran 20 pesos.
El entrevistado, señala que existe la competencia desleal de personas que no quisieron ingresar a la Unión de Betuneros y la falta de recursos obliga a los dedicados a la boleada de zapatos buscar otros oficios y obtener algún ingreso más.
El tradicional oficio generalmente utilizado por los hombres, no es el adecuado porque se dejó de tener mayores ingresos que antes provocaban fuertes ganancias, algunos de sus compañeros mejor buscan otro empleo como la pintura en las casas, otro se van a corte de la naranja". 0tros son albañiles, algunos están en Estados Unidos y los más veteranos ya son fallecidos.
Los boleros de la ciudad se dicen olvidados incluso por los mismos clientes, no festejan ningún día señalado, solo se reunían con el sindicato en eventos aislados, pero ahora que son minoría y que están en peligro de extinción aseguran no tener nada que convivir.
Sobre su situación que viven hoy en día Cándido 0rtega comenta que desde que desempeña dicho oficio nunca han tenido algún tipo de apoyo gubernamental, siempre los gobernantes locales solo los mandan a traer para invitarlos a mantener sus área de trabajo limpias y lo que hacen es una labor social para mantener aseado el lugar y espacio que les concede la autoridad.
Recalcó, contamos con mayores carencias, solo tenemos nuestra silla para el cliente, su banquito para poder bolear, usan frascos y botes con liquido, crema para aplicar al calzado y en ocasiones se les facilita un periódico del día o alguna revista atrasada debido que el recurso ya no les da para brindar una mejor atención, pero si se esmeran por dejar satisfecho al parroquiano que llega en busca de ellos para lustrar su calzado.
Finalmente, Cándido 0rtega resalto una frase que lo pone en que pensar y dijo: Creo que somos una especie que estamos en peligro de extinción, esto es a nivel Nacional debido que en todas partes el clásico bolero del parque ya esta quedando en el ocaso.
